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Para lograr ese encanto de conquistar con la palabra, lo primero que debemos tener presente es la autenticidad, es decir, ser yo, lo más natural posible.

La locución tiene que salir más del corazón que de la garganta.

El público o la audiencia es una persona. Hablémosle a esa persona y le estaremos comunicando a muchas.

Si sonreímos mientras hablamos, tendremos más calidez y alcanzaremos más aceptación.